la lenta rehabilitación del río Riachuelo, el más contaminado del país
«El ojo» recoger todos los residuos. Nombrado por los servicios de la ciudad de Buenos Aires, debido a su forma circular, el basurero flotante Recopilación todo lo que se lleva el viento o lo que tiran los transeúntes al río Riachuelo: botellas de plástico, latas, paquetes de papitas… Allí las palea un catamarán amarillo. Vendrá otra embarcación a recoger el contenido de estos residuos acuáticos, para depositarlos en un vertedero público.
Gracias a este ballet, que se desarrolla durante todo el día, todos los días de la semana, el espejo de agua, ubicado en el turístico barrio de La Boca, al sur de la capital argentina, está impecable. El escaparate que constituye este tramo de la vía fluvial ofrece así al visitante una imagen agradable. Un tímido avance para el río más contaminado del país. Porque la cuenca Matanza-Riachuelo, con su nombre completo, representa un enorme desafío ambiental, sanitario y social que ha sido ignorado durante mucho tiempo.
Las obras del Titanic, en obras desde 2016, deberían estar terminadas en el primer semestre de 2023 y dejar respirar al río: construir 40 kilómetros de alcantarillado y de una planta de «pretratamiento» -que consiste en aislar los sólidos, grasas y arenas de las aguas residuales antes de descargar la parte líquida al río- constituye la mayor ampliación del sistema de alcantarillado de la región en sesenta y diez años.
“Todos, comerciantes y vecinos, se aprovecharon de la falta de ley y del desinterés del Estado por el sur de la ciudad [plus pauvre] que siempre se ha descuidado, explica Javier García Elorrio, responsable de la higiene urbana de la ciudad de Buenos Aires, sobre este vasto territorio de más de 2.000 km2, donde viven 4,5 millones de personas (casi el 10% de la población del país), la mitad de las cuales no tienen alcantarillado. El río, que recorre un total de 64 km y atraviesa catorce municipios al suroeste de Buenos Aires, además de la capital, es el basurero histórico de la región.
“En su tramo medio y bajo se ubican más de 4.000 industrias y muchas de ellas vierten efluentes sin tratar”señala el gobierno argentino en nota de 2022 sobre esta zona, la más urbanizada e industrializada del país. Entre estos residuos: aguas residuales de tenerías y metales pesados del sector petroquímico, vertidos en este cauce de suave pendiente que luego desemboca en el Río de la Plata.
¿Quién debería apoderarse de este archivo? Con un cauce de agua que atraviesa muchos municipios, la provincia y la Ciudad de Buenos Aires, con problemas abordados por muchos ministerios, hace tiempo que las autoridades ignoran el problema o actúan sin coordinación.
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