Esquiule: Argentina vuelve a las tierras de sus ancestros

¿Ingredientes necesarios? Una joven pareja argentina sonriente, abierta y curiosa visitando las tierras ancestrales de uno de ellos en Esquiule. Un alcalde acogedor, en la persona de Maryse Artigau, dispuesto a…

¿Ingredientes necesarios? Una joven pareja argentina sonriente, abierta y curiosa visitando las tierras ancestrales de uno de ellos en Esquiule. Una alcaldesa acogedora en la persona de Maryse Artigau, dispuesta a hacer todo lo posible para que su ciudad deje buenos recuerdos para los visitantes de un día. Genealogistas del CGPA (Centro Genealógico de los Pirineos Atlánticos) que prepararon el encuentro con una investigación en profundidad. Y por último, los primos que, ante una simple llamada de última hora, se precipitan al ayuntamiento para ayudar a dar la bienvenida a estos visitantes lejanos.

La historia comienza en las décadas de 1860 y 1870 con la emigración de cuatro de los cinco hermanos Dulau a la Argentina, mientras su hermano Justin permaneció en la propiedad de la familia Hagolle y sus hermanas se casaron cerca.

Muchos descendientes al otro lado del Atlántico

El destino de la familia Dulau es muy contrastante a ambos lados del Atlántico. En Esquiule, el nombre se fue extinguiendo gradualmente. Jean, el apellido, apodado «Hagola», todavía está en la memoria de todos. El cantante, el bailarín, el teaser que le dejó una impresión duradera.

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En Argentina, por el contrario, la familia Dulau se expande. Los cuatro hermanos emigrados tienen catorce hijos, unos treinta nietos, y así hasta hoy, es decir, varios centenares de portadores del apellido.

En 2017, Luis Dulau Loustau, bisnieto de uno de los emigrantes, hizo un viaje rápido a Béarn y buscó la ayuda de CGPA, pero demasiado tarde para permitir resultados convincentes. En 2023, su propia hija, Agustina Dulau May, tiene más éxito. Después de alertar a la CGPA con varias semanas de anticipación, uno de los genealogistas de la asociación pudo realizar la investigación necesaria.

En la casa Hagolle

Cuando Agustina llega a Béarn con su compañero Mauro, él puede revelarle lo que su difunto padre hubiera querido descubrir. Primero, la casa Hagolle, en cuyo patio Agustina no puede contener las lágrimas de la emoción al pensar en su padre que ya no está para disfrutar el momento. Luego una visita al ayuntamiento donde Maryse Artigau le mostró el acta de nacimiento de su antepasado nacido en Hagolle en 1851. Un nuevo momento de emoción para esta joven: a la conexión familiar se sumaba el hecho de ver un documento tan antiguo para la primera vez (para ojos argentinos).

Las secuencias emocionales siguen: un primer «primo», Jean-Pierre Estécahandy (cuya madre era un padre adoptivo), se unió a la pequeña banda, luego Francis Laborde, otro «primo» (cuya abuela era un padre adoptivo). Cada uno trae nuevos detalles para completar el árbol genealógico que ya tiene varios metros de largo. Un primo tercero, Jean-Louis Hippolyte, envía mensajes amistosos.

Una hermosa demostración de lo que permite la genealogía, los encuentros, las emociones, el placer compartido, cuando algunos todavía piensan que la genealogía consiste sólo en recoger datos…

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